¿Qué es el alquiler temporal?
El alquiler temporal o de temporada cubre la necesidad de aquellos inquilinos que buscan vivir en un inmueble de manera provisional o transitoria. Las circunstancias que lleven a firmar un contrato de alquiler temporal son clave, porque deben justificar la temporalidad del arrendamiento.
Algunos ejemplos de alquiler temporal son:
- Un contrato de alquiler por 6 meses en otra ciudad a la que te debes desplazar por motivos laborales.
- Un alquiler de 2 meses mientras estás haciendo reformas en tu domicilio.
- Un contrato de alquiler por 9 meses para realizar una estancia de movilidad académica en otra ciudad.
- Diferencias entre alquiler temporal y alquiler vacacional
- Las principales diferencias entre el alquiler temporal y el vacacional, aparte del motivo del arrendamiento, son la duración del contrato y la legislación que los regula.
Un alquiler de temporada comprende entre los 32 días y los 11 meses, por norma general. En este caso, en el contrato deben constar las fechas de inicio y fin del contrato.
Los alquileres de menos de 31 días serán considerados alquiler vacacional, con el que normalmente el propietario alquila su inmueble a turistas para estancias cortas, por días o semanas.
En el caso de los alquileres de larga temporada, la duración es de un mínimo de 5 años (si el propietario es una persona física) o 7 años (si el propietario es una persona jurídica), aunque el inquilino puede finalizar el contrato antes de tiempo si lo notifica con suficiente antelación.
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) regula los alquileres de larga temporada, para los cuales establece toda una serie de condiciones, pero sitúa el alquiler temporal bajo el paraguas de “arrendamiento para uso distinto del de vivienda”, junto a otros tipos de arrendamiento como el de garajes, naves industriales o locales comerciales.
Así, la ley delega a propietario e inquilino el libre pacto de las condiciones que regirán su contrato de alquiler de temporada. Por ese motivo, recomendamos encarecidamente establecerlas por escrito a fin de evitar desacuerdos en un futuro, así como contratar un seguro del alquiler para propietario que prevenga riesgos como el impago.
Legislación del alquiler vacacional
El alquiler vacacional ha vivido un auge los últimos años: durante los primeros 11 meses de 2022, las pernoctaciones en alojamientos turísticos extrahoteleros aumentó más de un 50 % respecto al mismo periodo del año anterior. Así lo publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), que además sitúa en los 3.796.898 el número de pernoctaciones en apartamentos turísticos a noviembre de 2022.
Su regulación es todo un mundo y compete a las comunidades autónomas, que a menudo son más restrictivas con el modelo de alquiler turístico. Es por este motivo que, si tienes la intención de poner tu piso en alquiler vacacional, debes prestar atención a distintos niveles:
Consulta la ley turística que te afecte. En algunos casos, como en Catalunya, debes pedir una licencia turística al ayuntamiento de tu localidad.
Los estatutos de las comunidades de propietarios también pueden fijar limitaciones para este tipo de prácticas en la finca.
Empadronarse con un contrato de alquiler temporal
Como propietario, es normal que te hayas preguntado si tu inquilino puede empadronarse en tu piso con un contrato de alquiler temporal.
Pues bien, el INE establece que una persona puede empadronarse en aquella vivienda donde pase la mayoría de su descanso, teniendo en cuenta el periodo de seis meses anteriores. Además, no hace falta que hayan pasado 6 meses si existe una intención de residir en la vivienda durante un periodo indeterminado superior a los 6 meses.
Por lo tanto, siempre que tenga sentido según la causa de temporalidad y la duración del contrato, tu inquilino puede pedir el empadronamiento con un contrato de alquiler temporal durante los meses que se aloje en tu inmueble.Ventajas e inconvenientes del alquiler temporal para el propietario
El alquiler temporal se está popularizando cada vez más, pues existen varios puntos en los que este es más ventajoso para un propietario. Estas son las razones por las que algunos caseros están optando por este tipo de contratos:
Ofrece una mayor rentabilidad. Una opción muy extendida, sobre todo en zonas de costa, es la de alquilar a estudiantes o trabajadores durante la temporada baja y, luego, poner el piso en alquiler por meses durante el verano a un precio más alto.
Obtienes unas rentas más elevadas. En general, los inquilinos acceden a pagar precios superiores al valor de mercado en el caso del alquiler temporal, pues también comporta una mayor flexibilidad para la mayoría de ellos.
Evitas el límite del 2 % a las subidas. Con cada nuevo inquilino debes redactar un nuevo contrato, por lo cual eres libre de determinar un nuevo precio de alquiler sin que las nuevas medidas contra la inflación te afecten directamente.
El mayor inconveniente de estos contratos es la dedicación que exige a los propietarios para con la gestión, derivada de la mayor rotación de inquilinos. ¡Pero eso no tiene que ser un problema! Hay compañías en el sector, como Housfy, que gestionan tu alquiler por temporadas sin que tú tengas que preocuparte de nada.